martes, 23 de agosto de 2011

Zarina, todo el veneno, toda la entrega, toda la pasión.

"Mira,
hasta en mi desesperación soy bellísima
y mi mirada rebosa amor"

L. Andreiev

Entrevista a Lesly Velázquez, actriz del monòlogo "La historia de la serpiente" o "De cómo le salieron los colmillos" bajo la dirección y adaptación escénica de Jorge Castillo del texto de Leónidas Andreiev

Acercándonos cada vez un poco más el poder hipnótico del texto, la iluminación y la interpretación de la obra inyectan un veneno escénico como un proceso que va a la psique misma para estimular el deseo. Lesly Velázquez conversa con nosotros sobre su experiencia en este montaje.

Este personaje fantástico, esta Zarina... ¿Cómo lo has construido?
“Es un personaje fantástico pero también es alegórico, he buscado darle matices al personaje por medio de los sentimientos humanos que puede llegar a representar como la soledad, el amor o la sensualidad. Por otro lado también está el texto: un cuento de un escritor ruso expresionista. Me ayudé mucho del diseño de toda la producción y cuando lo estrenamos para el concurso de teatro en la calera en Banderilla, (Organizado por Candileja en 2009) yo sentí que el maquillaje, el vestuario y la manera en que estaba iluminada la calera y eso me transformaban de verdad.”

¿Podrías hablarme de la iluminación? Es sorprendente cuando la cabeza del personaje ha crecido y el veneno está en ti ya te has pintado de verde.
“La iluminación la diseñó Yoruba Romero para este espacio. Al principio, el montaje se estrenó exclusivamente para el concurso de Teatro en la Calera en 2009 con otro diseño de iluminación hecho por Fernando Payán con la finalidad de resignificar el espacio y hacer resaltar, por supuesto, toda la caracterización. En dicho espacio, el fondo era blanco y las luces se mezclaban de una manera muy especial. Mientras que aquí es caja negra, y con otra distribución de las luces, Yoruba propuso algo muy funcional siguiendo la plástica del diseño del resto de la producción.”

¿No ganaste un premio?
Sí, el de mejor actriz y el de mejor aprovechamiento del espacio escénico”
¿El traje cómo se comporta contigo? ¿Con tu cuerpo? ¿Nos lo podrías describir?
“Pues... no lo quiero describir, mejor vengan a verlo. Está hecho de varias cosas: vinipiel, licra, algodón, látex. Es un diseño de Fernando Payán. El traje llegó a lo que es ahora como todo proceso creativo. A partir de la concepción de la puesta en escena de Jorge Castillo y de las diferentes propuestas de Fernando Payán. Al final, de tres bocetos y escogimos éste. Pero todos llevaban estas membranas y tú ves la historia de la serpiente porque así se llama el cuento, pero propiamente lo que ves es un reptil, un alebrije, un ser serpentesco (si existe tal palabra) combinando características del cuerpo de los reptiles en general: escamas, membranas, etcétera y tomando en cuenta por supuesto mi movilidad y comodidad. Así pues, el vestuario si bien es un poco pesado y es delicado es muy noble. Y reitero, me apoyo mucho en él porque, para mí, es el equivalente a una máscara de la comedia del arte, me transforma casi al instante.”

¿Qué hay de la animalidad en tu trabajo corporal?
“Muchos animales, que nos cautivan porque no somos parte de su mundo salvaje propiamente, nos hipnotizan. Tú ves una pantera y de la tranquilidad absoluta te suelta un zarpazo, así, sin más. Una serpiente es también un tanto así, permanece esperando con una manera de moverse que es hipnótica por flexible, por veloz… por absoluta. Es tan natural en las serpientes y además está descrito en el texto. Jugar no sólo con las calidades de movimiento si no también con el lugar de donde puede partir dicho movimiento a juego con la palabra. En el caso de las serpientes es como un poder nato, maravilloso.”

¿Ya conocías la obra de Leónidas Andreiev?
“No, antes de este texto no, he leído otros maravillosos que tiene por ahí, y algunos poemas, hay poco publicado de él. Fue por mediación de Jorge que me acerqué a Andreiev”.

¿Y el trabajo con Jorge Castillo?
Súper cómplice y divertido. Cabe mencionar que la temporada de este monólogo es parte de los espectáculos que se estarán presentando por la celebración de sus cincuenta años como creador teatral, a la par de su monólogo, Jorguito y el tambor. Y la verdad nos traíamos ganas, te lo digo así, artística y creativamente hablando, y cuando le propuse trabajar juntos me dio este texto; a partir de eso salió este proyecto. Otra gran aportación fue la de Fernando Payán, él se encargó de poner todas las piezas juntas con la música de Jorge Caballero y la asesoría de Guadalupe Ruiz en el trabajo corporal, sin olvidar a Sukey Ochoa y a mi madre, terminé con un equipo maravilloso y un buen resultado”.

¿Nunca pensaste en Horacio Quiroga tú: artista latinoamericana montando un texto de un autor ruso?
Sí, claro que sí, muchas veces, no sólo en Quiroga sino también en esas narraciones animalescas de Borges, de Cortázar, de Arreola, aunque sus animales cuando son descritos no tienen voz, o no de la misma manera pero tal vez si les pusieran voz, me parece que sonarían un tanto a esto. Aquí se habla del veneno de una serpiente, del origen de éste y de su letal poder comparándolo con el amor, describiendo un poco sus estragos en la víctima como en el cuento A la deriva de Quiroga, digo, siguiendo la comparación. Este poder me encanta y lo hago mío, muy mío. No porque yo mate gente, claro, sino porque, en el paralelismo con el amor, se habla de una entrega cada vez (en cada beso, con cada víctima) y sin reservas. Puedes no obtenerlo todo ni ganar lo que esperas, pero vale la pena; entregarse cada vez al amor, a la vida, a tu carrera, a tu mayor pasión … vale mucho la pena.”

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