miércoles, 6 de julio de 2011

Compartir la mesa del quehacer teatral

Entrevista al actor Jorge Castillo a cincuenta años de carrera en el arte escénico.

La facultad de arquitectura de la universidad veracruzana ofrece nuevamente un taller de teatro martes y jueves a las 14:00 horas, taller que comenzó a ser impartido y ahora es retomado en recientes fechas después de la administración de Rosalinda Ullóa y Miriam Cházaro, actrices también de la ORTEUV. Entrevisto a Jorge mientras se desprende de su vestuario al término de su monólogo “Jorguito y el tambor”, escrito y dirigido por Enrique González. El de arquitectura es sólo uno más que se suma a la trayectoria como actor, director y maestro de la escena de Jorge Castillo.

Jorge Castillo: cincuenta años como artista, como maestro, director y actor de cine y teatro, ¿Cómo te sientes?
Pues muy bien, es una vocación que descubrí desde los 17 años y me produjo alegría y felicidad desde la primera vez, y he tenido buenas oportunidades, gracias a dios o a lo que se quiera, caí en la puerta de una gran vocación, la creación, el arte es una gran herramienta para transmitir conocimiento y el pensamiento de los mejores hombres. Creo que los dramaturgos son el manantial del teatro, claro que una cosa es la dramaturgia y otra la producción o puesta en escena, son especialidades, si no hubiera autor ¿habría teatro? si lo habría porque un actor podría pararse en un espacio con un tema y desarrollarlo satisfactoriamente, sin embargo el autor es la persona que conoce mejor la realidad y hace planteamientos para que la gente cambie o bien se reconozca a sí misma. Tú sabes que el teatro es la parte más sublime que tiene el hombre para conocerse a sí mismo a un nivel crítico, la literatura de ficción siempre te está enfrentando a ti mismo, hormonas o glándulas espejo, tú ves a alguien en el escenario, o en una novela, esto lo aprendiendo de un libro de Jorge Volpi que plantea el hecho de que el arte te pone en frente de ti mismo, incluso la televisión, no la de televisa o tv azteca desde luego, sino la televisión hecha con conciencia social. Me siento de esta manera, pienso que hay muchos connacionales que se dedican a lo que no quieren, pues yo sí, tuve la fortuna de encontrar el teatro.

Y encontrarte a ti mismo en el teatro
¡Constantemente! 50 años haciendo teatro y estoy descubriendo en cada obra un nuevo Jorge que anda por ahí, tengo alrededor de 60 obras como actor, para mi es algo orgánico, ser actor y director es desarrollar mucho, mucho, mucho mi visión del mundo, del arte, he conocido la técnica de la actuación a partir de leer a los grandes maestros Stanislavsky o Brecht, Grotowsky, afortunadamente tuve unos grandes maestros del teatro nacional como Carlos Ancira, Héctor Mendoza, José Solé, el mismo Alejandro Jodorowsky que no es mexicano pero aquí está. También tuve ocasión de ver grandes actores en México, en la época de oro de la compañía de teatro del seguro social Lopez Tarso, José Gaeles, que hacían teatro clásico, Héctor Ortega, grandes maestros y mis grandes compañeros que fueron como hermanos grandes como Claudio Obregón, Oscar Chávez, los que eran los Caifanes, nos enseñaban y nos cuidaban, ¡No se haga pendejo, póngase a trabajar! Me tocaba el momento en que en México se iniciaba el teatro moderno en los sesentas empezaba yo a ser actor cuando empezaban los beatles, el rock mismo, me tocó un rompimiento generacional muy fuerte, Kubrick, Bergman, ¡Vaya! Y entre eso el gran teatro de la Universidad Veracruzana, que siempre ha tenido mucho prestigio tanto en México como en todo el mundo, para los que no lo crean yo lo he visto, yo he estado en festivales internacionales con la compañía de la Universidad y los han sacado en hombros como a los toreros.

¿Coincidió esta época con tu salto al cine? ¿Cómo fue ese salto y cómo se dió?
Lo que pasa es que viviendo en la ciudad de México hay que trabajar de todo, no te puedes dedicar exclusivamente a teatro, hay que dedicarse a todo para darse a conocer, y un actor puede hacer cine, televisión teatro, radio, como actor tienes que incursionar en todos esos medios, yo participé incluso en foto novelas, participé en una con Blue Demon, por mi carácter casi siempre aparecía como el villano, pero yo estaba trabajando como actor, estudiando y tratando de ser lo mejor educado haciendo el mejor teatro del mundo, pero desde muy joven me he mantenido yo sólo así que tenía que hacer de todo para comer, y en ese momento que recién terminaba la escuela descubrí la fotografía, me profesionalicé haciendo fotografía de espectáculos, fotografiaba danza, teatro, y hacía estudios para actores, modelos, bailarines, llegué a fotografiar el certamen de Miss México. Me podía sostener sacando focos y no tenía que pedir favores en televisa o tv azteca donde es muy deprimente el trato que se le da a los actores que piden trabajo, son unos estúpidos. El haber tenido que soportar despotismos idiotas para poder obtener un puesto provoca que cuando lo consigues te comportas exactamente igual. Es un vicio de conducta. En México trabajé en Calzón sin inspector, en el santo oficio, yo estaba buscando trabajo y donde me daban trabajo pues iba, por supuesto que cuando empiezas te asignan papeles de cualquier cosa, no siempre traes tu personaje. Siempre me llamaban a algunas cosas, y si no me latía yo no iba, tuve una experiencia hace poco con un actor que vino aquí a Xalapa para montar una obra de Ionesco y que me invitó, al negarme me dijo que estaba dejando pasar una gran oportunidad, pero pues me he dado el lujo de escoger mi vida, escoger lo que quiero hacer aunque no traiga un mustang o un bizcocho de esos, pero la verdad trabajando nunca me ha faltado nada.

¿Cómo ves el teatro contemporáneo Jorge?
Tiene hacedores que están muy bien preparados, otros con una gran cultura, otros traen una gran intuición y otros nada más el talento. Veo poco el teatro contemporáneo en México, hay de todo, como en todos lados, mi experiencia es que hay cincuenta obras de teatro y creo que sólo dos valen la pena, a nivel creativo, artístico, lo demás es pura paja, poder decir "esto me está planteando algo nuevo" eso lo veo muy poco, me temo que suele ser más cuantitativo que cualitativo, hay un gran teatro que se hace en México: el teatro universitario en México es excelente, hay directores como Pepe Caballero, Enrique Singer, Luis de Tavira en la burocracia teatral, ya se nos están muriendo nuestros grandes directores que eran Gurrola, Héctor Mendoza, que ya estaban viejitos y cansados, yo vi gran teatro en México, que como en cualquier parte del mundo hay teatro contemporáneo, creo que a veces mejor que el Europeo o el norteamericano, a veces peor, yo no tengo nada que decir del teatro contemporáneo, hay mucha gente interesada y muy profesional trabajando. en nuestro país, hay mucha gente talentosa, profesional y muy bien preparada, ya basta de decir que México es un país atrasado, no es cierto, desde todos los tiempos se ha hecho tan buen teatro como en el resto del mundo, y tan buena danza y tan buen arte en general. No nos hagamos tontos, tenemos una educación que tiende más a lo europeo, formas de ver el mundo, nos cambiaron nuestro pensamiento prehispánico, estamos globalizados, pretendemos irnos a lo neoyorkino. Nuestro país es un gran país, tenemos premios nobeles, de Asturias, somos diferentes pero somos similares al resto de los demás países, con muy malos gobernantes, eso sí, que tienen un país al que no han sabido administrar, pero persiste el talento nacional eso sí.


¿Qué consejo darías a la amplia gama de estudiantes que has tenido, actores, bailarines y gente en general que se aproximaba por primera vez al teatro?
Que tuvieran un compromiso con ellos mismos, al mantener un compromiso contigo mismo e ir descubriendo ese ser tan maravilloso que eres puedes transformar tu entorno, no hacerte tonto, ser honesto contigo mismo y con los demás. Saber asumir tu responsabilidad de quien eres y para qué existes, saber asumir tu responsabilidad, como artista, como arquitecto, como abogado, y que no dejen de amar a México que es un gran país. Tengo muchas cosas que decir pero prefiero decirlas actuando y dando clases. Yo amo mi carrera y sentí felicidad al elegirla, y cada vez que doy clases creo que las personas tienen que encontrar el absoluto en el teatro, lo que yo sentí lo quiero transmitir, quiero que mi país siga manteniendo su gran calidad artística.

Celebras tus 50 años con mucho trabajo, pues además de tu trabajo Jorguito y el tambor, estás dirigiendo a Leslie Velázquez en el monólogo La historia de la serpiente
Sí, y tengo varios proyectos, en este momento una serie de televisión para TVUV que se llama “Pupilos” y tiene que ver con las peripecias de un estudiante universitario entregándose a terminar una carrera profesional sabiendo a la vez que saldrá de taquero o de taxista, la relación con el poder académico, con el poder universitario o judicial donde te tienes que enfrentar a un país tan bosta como el que tenemos.

¿Me podrías hablar un poco de Jorguito y el tambor?
El monólogo es algo que yo vengo haciendo desde hace varios años, me estoy dedicando a ser monologista como actor y director. Pienso que el estar sólo en el escenario sin la parafernalia escénica y también sin la presencia de otro actor que te salva es de una gran dimensión, te hace crecer, te da una fortaleza escénica muy fuerte y estoy en el momento en que no hay tantos personajes para mí, hay personajes para hombres más jóvenes, si los hay son personajes no protagónicos, y yo quiero trabajos que me ayuden a dimensionarme, a crecer, uno nunca termina de crecer. Le pedí a Enrique que escribiera este monólogo, al leerlo me gusto mucho, le puso dimensiones dramáticas que viajan mucho y reflejó mucho de la historia que se vive en el país en la historia de este niño, de este hombre que tiene ese evento en su pueblo y como se transforma su vida, como pierde a un gran educador. Como en este estado acabamos de perder mucho. Enrique y yo nos conocemos bien, hemos trabajado mucho, nos respetamos de una manera profunda, reconocemos nuestras necesidades y habilidades. No hemos terminado, creo que el monólogo día con día se va dimensionando, el teatro es infinito, no queda en una función sino que hay mucho que recorrer con una sola frase. En eso estamos, él se analiza como autor y director y yo también voy aprendiendo. Yo siempre he tenido siempre ganas de hacer personajes como Pito Pérez o tantos otros de novelas revolucionarias históricas, como Chicote y Mantequilla que formaron mi gusto cinematográfico, el cine de Ismael Rodríguez, David Silva, Pedro Infante, la Chachita, yo bebí todo ese cine, tenía ganas de hacer ese personaje histórico. Y bueno Jorguito y don Conserje tiene que ver con un señor del pueblo que a la vez está cuidando el teatro, conserva su tambor y conserva su nombre.

¿Me cuentas un poco de la historia de la serpiente?
La historia de la serpiente es un trabajo que vengo haciendo desde hace tiempo con diferentes textos, el reto de convertir lo narrativo en dramático, tomar escritos que no son para la escena sustrayendo el conflicto que es una de las bases del arte dramático. Empecé con Macario de Juan Rulfo con el mismo Enrique González y nos fue muy bien. Llegamos a representar a Veracruz en el 92, pero ya sabes como es este país, nos truquearon el premio y en fin, ya sabes. Hice las leyendas de Coatepec, una adaptación con mi taller hasta este texto que conseguí gracias a Marla Espinoza, conocí a Leslie y decidimos montarlo. Habla sobre esa soledad que se vive cuando se tiene una decisión amorosa fuerte. Le di mucha libertad y empezamos un trabajo de laboratorio donde ella trabajo a su director y a su actriz, y yo sólo le inducía a crear atmósferas, son valores muy femeninos, seducción, sensualidad, y lo que significa que un ser seduzca, porque los amantes no resisten, una soledad que se asume y se sufre. El trabajo del vestuario es precioso y la iluminación de Yoruba es sorprendente, con aciertos visuales muy claros. Yo le pedía a Yoruba una impresión que tenía y el la realiza muy bien.

Felicidades Jorge
Pues gracias, aquí estamos para servir... de algo.

Actor, director y maestro de teatro, miembro de ORTEUV desde 1974. Dentro de su carrera profesional ha participado en más de 35 montajes escénicos entre los cuales se ha destacado en papeles como el Bottom de Sueño de una noche de verano dirigida por José Solé en Bellas Artes; su caracterización como Trotsky en Rompecabezas de Sabina Berman, dirigida por Abraham Oceransky; sus interpretaciones como protagonista de Pastel de zarzamora de Jesús González Dávila, y en La Bufadora de Hugo Salcedo bajo la dirección de Francisco Beverido, entre otros. Su formación actoral ha sido con maestros como Carlos Ancira, Héctor Mendoza, José Luis Ibáñez, entre otros. En cuanto a su formación como director de escena ha tenido maestros como Alejandro Jodorowsky y Marta Luna. Ha participado en diversas películas entre las que destacan: El coronel no tiene quien le escriba, El crimen del padre Amaro y Tiempo real. Así como en varios cortometrajes, series radiofónicas y programas televisivos.

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