lunes, 1 de febrero de 2010

Alí no lee más

La joven dominaba el griego y el latín. Devoraba libros. Estudiaba teorías feministas y era una activista que luchaba para mejorar la situación de las mujeres. Alí Dessiré Cuevas Castrejón fue asesinada de 26 cuchilladas el día que cumplió 24 años, por su ex novio, en el DF. Su historia exhibe el clima hostil para las féminas en el centro del país y la falta de justicia en los delitos de género.



Texto de Shaila Rosagel
Semanario Día Siete número 485


En la víspera de asesinarla, Oswaldo Morgan Colón organizó una puesta en escena de una obra de teatro de su autoría, Muerte en casa. Alí Dessiré Cuevas Castrejón tuvo un papel y actuó en el Teatro del Pueblo, en el Distrito Federal, frente a sus amigos. Luego se dirigió a una fiesta de cumpleaños que el homicida le preparó. Ahí le quitó la vida con 26 puñaladas. Alí había actuado su propia muerte. Ya la estaba esperando.

De acuerdo a los informes periciales, el agresor, su ex novio –recién habían terminado la relación-, la golpeó antes de apuñalarla con un cuchillo de cocina. Fueron en total 11 heridas mortales y el resto habrían necesitado de 15 días para sanar. La primera de ellas le expuso el ojo izquierdo, las otras 25 la destrozaron. Alí quedó tendida bañada en sangre en la cocina del departamento. Un final similar al de la obra de Oswaldo, donde las paredes terminaban ensangrentadas.

Alí Dessiré murió el mismo día en que nació, 24 años después. Oswaldo está confeso y es procesado por homicidio calificado. Su defensa, según la abogada Rosaura Ramírez, asesora del área de Políticas de Prevención de la Violencia del Instituto de Mujeres del DF, argumenta una riña. El Código Penal del DF sanciona este delito entre 4 a 12 años de prisión, a diferencia de un homicidio calificado cuya penalidad es de 20 a 50 años.



Sin datos

El juicio al estado mexicano por el asesinato de tres jóvenes en un campo algodonero de Ciudad Juárez llevado por la Corte Interamericana de Derecho Humanos, a raíz de una demanda por no garantizar justicia ni ofrecer garantías a las víctimas, ha puesto en evidencia la desprotección a las mujeres en el país.
La asesora Rosaura Ramírez desconoce cuántas de las sentencias del último año, en contra de homicidas de mujeres , han resultado penadas por riña u homicidio calificado.

A decir de la abogada, en la Ciudad de México y en general en el país se carece de datos precisos y desglosados sobre los homicidios de mujeres o feminicidios, como denominan las activistas de género a este acto.

“No tenemos datos claves, porque la Procuraduría tampoco tiene un sistema de registro donde nos diga totalmente cómo han sido cada uno de los casos”.

Tan sólo en la delegación Iztapalapa durante 2009 han asesinado a 71 mujeres. Pero quienes se encargan de trabajar los casos de pronto no tienen la información suficiente ni sistematizada para ofrecer mecanismos de prevención, evaluación y seguimiento para atenderlos.

“No tienen datos desmenuzados que nos ayuden a ver qué es lo que está pasando. En dónde están ocurriendo estos hechos. Si no tenemos una base de datos que nos permita tener una visión más completa de lo que está sucediendo con las mujeres víctimas de la violencia, es complicado dar una cifra”, señala.

El Instituto de la Mujer del Distrito federal cuenta con una oficina en cada una de las 16 delegaciones. En la central, ubicada en la calle de Tacuba en la colonia Centro, sólo hay dos abogadas. Ellas buscan información sobre los homicidios de mujeres como pueden para armar una base de datos que les permita trabajar.

“Recopilamos los casos de los que nos enteramos a través del periódico o de las que vienen con familiares a denunciar. Así las vamos detectando”.

Rosaura lo justifica: la Ley de Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia del Distrito Federal apenas lleva un año vigente y admite que sí se han visto resultados, al menos un aumento en las denuncias.

Lo que sí le queda claro es que en la mayoría de los homicidios a los que han dado seguimiento en la oficina, el homicida es la pareja sentimental.
El homicida de Alí estaba cerca de ella. La conocía. Fue su pareja hasta 15 días antes de atacarla.



Sociedad encubridora

Alí Dessiré vivió sus primeros cuatro años de vida en Panamá. En la finca de sus abuelos. En medio del campo, la flores y los animales.

Su abuelo, Guillermo Cuevas Vega, había construido ya una casa de campo en sus tierras, para que Alí, cuando visitara Panamá, pudiera leer tranquilamente.
La mirada del abuelo se humedece, mientras la del padre tiene un café opaco. Ha llorado durante el día largos momentos.

Conrrado Cuevas es un activista y gusta de la política en Panamá. En su juventud luchó por erradicar las dictaduras en Nicaragua, El Salvador y Guatemala. Le atraen las causas justas dice. Eso le enseñó a su primogénita, cuenta.

Alí era hija de padre panameño y madre mexicana. Conrado asegura, siempre admiró a México y sentía orgullo de tener un lazo con este país.

Hoy tiene una lucha importante por librar. Obtener justicia en el homicidio de su hija. Una sanción del tamaño de las heridas de ella y de la pena familiar.

“La sociedad nuestra encubre este tipo de delitos bajo el romántico nombre de crímenes pasionales. Esto fue un acto atroz. Le destruyó primero su personalidad. Le apuñaló en la cara, para que ella sufriera viéndose así. Él empezó con las heridas que dolían, con saña”, indica Conrado quien viajó con su familia desde Panamá hasta el Distrito Federal para ponerse al tanto del curso del caso. Tuvo en sus manos los peritajes. La reconstrucción de cada una de las 26 puñaladas que Alí recibió.
“Me entregaron una hija destrozada”.

Conrrado está convencido de que el homicida planeó la muerte, debido a la obra de teatro que escribió y que pidió a su víctima actuarla.

“Nosotros como familia encabezamos una búsqueda de justicia. Ha llegado solidaridad de organizaciones de 15 países. Yo espero que México que era su tierra natal, sea justo. Deseo que no se vuelva a repetir lo que sucedió, y que la justicia sea lo suficientemente severa para que estos actos no sean permitidos”, subraya.

En el caso de Alí, hubo ya una primera irregularidad como la ficha sinaléctica, donde no correspondía la fotografía del detenido con Oswaldo Morgan Colón. Las autoridades lo consideraron un “error”, de acuerdo con la abogada Rosaura Ramírez.
“No tiene impacto dentro el procedimiento porque la persona que está detenida es la misma, sin embargo se puede prestar a malos entendidos. Que el caso sea transparente y que se eviten los malos trámites”, señala.

La familia de Alí argumenta un cierto temor a que pudiera haber un mal manejo en el caso. El panorama en México para los casos de homicidios de mujeres debido al género no es alentador.



Un clima hostil

En México reina un clima de impunidad de acuerdo a diversos especialistas de organizaciones tanto gubernamentales como no gubernamentales en torno a los “crímenes de odio contra la mujer” o feminicidios. María del Rocío García Gaytán, presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), declara que la impunidad para los homicidios de mujeres en el país es de un 90 por ciento debido a la falta de capacitación de las fiscalías de investigación (Proceso, 31/VII/2009).

De acuerdo al informe emitido en el 2006 por la Comisión Especial para Conocer y dar Seguimiento a las Investigaciones Relacionadas con los Feminicidios en la República Mexicana de la Cámara de Diputados, de un estudio en diez estados del país- Oaxaca, Estado de México, Guerrero, Baja California, Chihuahua, Distrito Federal, Morelos, Sonora, Chiapas y Veracruz- fueron asesinadas más de 6 mil niñas y mujeres entre 1999-2005. Casos que en general quedaron impunes.

La mayoría de estas muertas eran de estratos marginales y fueron asesinadas en sus casas de acuerdo a este informe. “Algunas fueron torturadas, mutiladas, violadas, golpeadas hasta morir, estranguladas, decapitadas, colgadas, acuchilladas, balaceadas, envalijadas, encementadas, descuartizadas, quemadas, tiradas. Algunos de sus cuerpos fueron maltratados aún después de haber sido asesinadas”, detalla.
Patricia Olamendi, directora de la Organización Proyectos de Mujer, declara que en 25 estados de la república existe el asesinato de una mujer por cuestiones de honor, el cual se castiga de tres días a 12 años de prisión. Delito no grave que en otros países del mundo es inexistente, debido a que atenta contra los derechos humanos de las mujeres.

El Estado de México es el puntero en homicidios dolosos de féminas. En los últimos tres años han sido asesinadas 672 mujeres. El 89 por ciento de los casos está sin resolver (BBC Mundo, 2/Xl/ 2009). La Fiscalía Especial para Delitos Dolosos Cometidos contra la Mujer de la Procuraduría General de Justicia del Estado de México, contabilizó entre 2005 y finales de 2007, un total de 370 homicidios dolosos. En 200 de los casos se conocía al presunto responsable y no fue detenido y sólo en 21 casos hubo sentenciados (La Jornada, 22/Xl/ 2007).

Adriana Cabrera Santana, titular de la fiscalía, señala que de enero a octubre de este año, se cometieron 156 homicidios dolosos, de estos a 38 por ciento de los casos se integró una averiguación previa (El Universal,13/Xl/2009).

En el Distrito Federal de acuerdo al Servicio Médico Forense (Semefo), 743 niñas y mujeres fueron asesinadas en el periodo de 1999-2005. En este año, en una sola delegación, la cifra era de 71 muertas (Iztapalapa, sin especificar tipo de homicidio).

Una ciudad en donde otros delitos en contra de las mujeres se disparan, como los sexuales. Las violaciones en el transporte público y privado. En los taxis y en el Sistema de Transporte Colectivo de la Ciudad de México (Metro). El acoso sexual que persigue a las capitalinas.

Tan solo en 2008 se iniciaron mil 323 averiguaciones previas por el delito de violación en el Distrito Federal. El 11 por ciento (132) ocurrió en un taxi (El Universal, 8/lll/2009).



Vida trunca

Alí luchaba para mejorar el panorama de las mujeres. Estudiaba las teorías feministas y formaba un grupo de análisis con sus amigas. Acudía a las convocatorias de foros sobre feminismo y género.

Sus amigas consideran que murió por defender sus ideales. Pues ella estaba atrapada en una relación violenta que se contraponía con sus principios.

Definida como una joven inteligente, de carácter pacífico, tesonera y altruista era popular entre sus amistades y profesores de la facultad de la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam) donde estudió Letras Clásicas.

Asidua lectora y poetiza. Dominaba varios idiomas, entre ellos griego y latín. Sus calificaciones eran altas y sus composiciones recordadas.

“Recuerdo que una vez la maestra de Latín nos puso a componer un poema. El que ella hizo fue hermoso, hablaba sobre amor a la vida. Nunca lo olvidé”, dice Teresa López, ex compañera de clase. Además de pertenecer al colectivo de mujeres feministas, colaboraba con la Asociación Protectora de Animales.

“Siempre andaba ayudando a buscar hogar para animales abandonados. Un día conoció a un perro que iban a sacrificar. Estaba enfermo. Ella lo adoptó y lo rehabilitó. Yo le dije ‘para qué quieres ese perro, nada más te va a traer problemas’, pero ella decía siempre ‘no importa, no pasa nada’, y lo rescató. Le puso Neptuno”, cuenta Diana Barreto, una de sus más allegadas amigas.

Diana asegura que a raíz de su noviazgo con Oswaldo, Alí empezó a retraerse y alejarse poco a poco de sus amistades.

Meses antes de ser asesinada, se mostró con la cabellera trasquilada.

“Usaba el cabello afro, para arriba, un día llegó trasquilada, cortado a tijerazos. Dijo que él se lo había cortado”, narra. Diana Barreto es una de las amigas de Alí que han sido llamadas a declarar y participan en las audiencias del caso.

“Alí estudiaba al filósofo Epicuro, para ella lo más importante era la amistad. Creía en la autarquía. Su sueño era vivir en el bosque, en el campo, sembrar sus alimentos, ser autónoma”.

El caso de esta joven, fue retomado por instituciones como Inmujeres del DF, para realizar una campaña de concientización sobre el feminicidio en el marco de las actividades realizadas por el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres (25 de noviembre).



Poema de autoría de Alí Dessiré Cuevas

Un sueño
Y tú me preguntas quién soy,
soy el soliloquio de mi deseo,
la que duerme sobre una flor y…
ya no quiere despertar
y tal vez hoy vuele mi imaginación
y con un ala rota llegue a tu almohada
susurre en tus sueños
no preguntes
deja que los sueños vuelen y hagan realidades
hoy no duermo y aún así me poseen,
los Sueños, hermanos de los Deseos,
hijos de la dulce Muerte,
todos, alados se posan en los párpados
y dan pinceladas con sus alas
si despertar los mata
no despiertes
si soy un sueño
no despiertes
en mi jardín
en mi quietud
la mirada imantada llama,
el silencio se mueve entre las alas
escúchalo
como si todas las flores hablaran
y el cielo abriera su único ojo (el sol)
no temas a aquel cíclope enorme
mira fijamente pero dice la verdad.

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